Al día siguiente
Washington
Karina
La noche de ayer, todos hablaban solo del testamento de Williams Mckeson. Por un momento, la velada parecía a punto de estallar en una disputa abierta por el control de las empresas del abuelo de mi esposo, pero los ánimos se calmaron. Esta mañana asistimos al funeral y ahora nos encontramos con amistades y socios del difunto en su casa.
Camino del brazo de Lance mientras él saluda a viejos conocidos. Cuando se aleja un instante, aprieto suavemente su brazo.
—No me dejes sola con esta gente —susurro, con la mirada fija en él.
Lance sonríe y guiña un ojo antes de dirigirse a los socios, dejándome con un leve toque en el hombro.
Me toca relacionarme con los presentes, hablando de banalidades. Aprovecho un descuido y me acerco al buffet. Escucho los murmullos críticos que flotan en el aire:
—Es una pena la muerte de Williams… lástima que sus nietos no hayan salido a él…
—Mira los hijos de Christopher: el chico se casó con una secretaria… —otra voz se arr