Capitulo Diez.
Alexander se detuvo ante la puerta del departamento de Sofía, dominado por una mezcla de nerviosismo y expectación, los rumores sobre las dificultades económicas de ella alimentaban en su mente imágenes de un espacio austero, tal vez con muebles gastados y paredes deslucidas, sin embargo, en cuanto Sofía abrió la puerta e hizo un gesto invitándolo a pasar, el mundo interior de Alexander se tambaleó.
El departamento era un refugio de serenidad y belleza inesperada, los tonos verdes, sutiles y danzantes bajo la luz suave, envolvían la estancia en una atmósfera de calma, que incluso lo relajo a él de inmediato, mientras seguía a Sofia a la cocina, donde la rubia coloco las hamburguesas en el microondas.
Las líneas limpias de la decoración minimalista contrastaban con detalles escogidos con esmero, una lámpara de cristal como punto focal en la sala, pequeños cuadros en acuarela que sugerían paisajes lejanos, y una alfombra mullida que invitaba a caminar descalzo, y lo mejor de todo, era q