Sofia dio tres pequeños golpes en la puerta, más por respeto, que por esperar que alguien le abriera, y cuando su mano fue a la manija, la puerta se abrió apenas unos centímetros.
— ¿Ya pagaste la cuenta? — fue lo que dijo Margaret, saliendo del cuarto, y cerrando la puerta tras ella.
— Hola, mamá. — rebatió a modo de reproche Sofia, olvidándose por escasos segundos de la presencia a su lado de Alexander.
— Ya te saludé cuando te llame por teléfono, ¿por qué siempre haces un escándalo de nada? — no, no era así, Sofia lo recordaba, su madre no la había saludado, pero no se sumergiría en una discusión sin sentido. — ¿Ya pagaste o no? — Alexander no pudo evitar elevar una ceja y ver de forma censuradora a esa mujer, ni siquiera recordaba que su madre fuera tan fría, pero, aun así, no diría nada, lo que menos deseaba era tener algun tipo de roce con la familia de su falsa novia.
— Sí, mamá ya pagué, aunque no puedo creer que incluso pidieran comida gourmet… — no era el momento, al menos no