Capítulo 19. Un Mini-me
Isaac
El silencio de nuestro departamento era un lienzo en blanco, y sobre él, la noticia del embarazo resonaba con la fuerza de un big bang. Me sentía exhausto por la intoxicación que me había mandado al hospital, pero la adrenalina de ser padre me mantenía despierto. Karen y yo estábamos acurrucados en el sofá, recién llegados. La burla de mis amigos sobre mis náuseas matutinas resonaba en mi mente, pero ahora, la risa se mezclaba con una seriedad palpable. Éramos arquitectos acostumbrados a planificar estructuras perfectas en papel; ahora, debíamos planificar una vida, sin planos de respaldo.
—¿Estás seguro de que estás bien, cariño? —preguntó Karen, con voz suave, su mano moviéndose en círculos tranquilizadores sobre mi brazo.
—Estoy perfectamente, solo un poco mareado por la idea de que mis genes estarán corriendo por ahí en nueve meses —respondí, sonriendo—. Pero en serio, ¿cómo te sientes tú? ¿Tienes miedo?
Karen se acurrucó más cerca. —Tengo un miedo terrorífico. Y una emoción