Isabel

Un mes después...

Un suspiro mezcla de alegría y ansiedad escapó de mis labios mientras leía el simple "Buenos días" de Liam en mi teléfono. Un mes de mensajes diarios, de chistes internos, de conversaciones nocturnas sobre nuestros días y nuestros sueños, de una conexión que crecía exponencialmente, pero que aún se sentía frágil. ¿Dos citas formales en un mes era todo lo que se atrevía a ofrecer el gran Liam Miller? Sonreía, sí, porque su presencia virtual era constante, pero la duda me pesaba como una sombra.

Mis experiencias pasadas me susurraban que no bajara la guardia, que no me entregara por completo a la intensidad que solo se manifestaba por mensajes. El miedo no era a él, era al patrón que había marcado mi vida amorosa.

En mi taller, los anillos de boda de Isaac y Karen esperaban el engaste final. El diseño que habíamos rescatado, ahora con el pequeño diamante coñac incrustado en su interior por petición de Isaac, brillaba como un recordatorio doloroso de lo que anhel