¿Me volveré a enamorar? ¿Por fin lo olvidaré? Esas preguntas son las que me carcomen día trás día desde su partida. Sí, Noah Harris se fue a la universidad como mi hermana Elizabeth tambien lo hizo, ahora gracias a ello la corona de popularidad de Excel Hitg school la uso yo, y pues, eso no me agrada mucho. El juego que he estado jugando de pasar desapercibida durante estos ultimos cuatro años por fin ha finalizado.
Leer másEl tiempo fue pasando, como las estaciones 4 estaciones del año, cada despertar mi padre se motivaba en establecer una relación conmigo ,y, poco a poco eso me hizo olvidar mi rencor hacia él.Exactamente tres semanas pasaron desde que alejé a Chad de mi vida y aun no me preguntó ¿Será que hice bien en sacarlo de mi vida? Aunque sinceramente el tiempo a solas con papá ha sido genial.Chad no ha dejado de escribirme mensajes de texto, todas las noches recibo llamadas de un número desconocido, sé que es él: Chad. Y es por eso que no contestó, aunque no le extraño, no siento que sea el momento de estar a su lado.Hoy comienza el nuevo año escolar. Hoy me encontraré con mis amigos y he decretado que será el mejor último año. Mamá lo quería, y lo cumpplire, gozare mi último año en Excel como lo demanda el reglamento de los chicos rebeldes.---------------------------—¿Cuánto más debo esperar? Me están doliendo mis piernas, Camyl. —expresé mientras la sostenía en mis hombros. Camyl, colgab
Zoe. 1 hora después del episodio que tuve en la cocina, Elizabeth y papá llegaron a casa. La mirada de mi hermana estaba decaída totalmente, sin embargo apenas me miró, sonrió. Y yo a ella. Papá fijó su mirada encima de mí, espero mi permiso para acercarse, y con una media sonrisa le indique que viniera a abrazarme, lo cual hizo al instante. —Fue un momento de rabia. —suspiré—¿Puedes perdonarme? —pregunté sincera. —Oh Zoe, no debes pedirme perdón. —besó mi frente—Eres mi hija, nunca me molestare contigo. Te amo, aunque lo dudes—expresó y lo sentí sincero. Me quede congelada viéndolo, quizás deba dejar todo ese rencor atrás de una vez. Le sonreí. Tiempo después estábamos en el velorio de mi madre, sus amigos del colegio, sus amistades más cercanas del trabajo, los vecinos y casi la mitad de Boston fueron a despedirla por última vez. A todos les sorprendió la noticia, al parecer nadie sabía, Amber si que supo guardar este secreto perfectamente. ¡Dios! Como quisiera que estuviera
Noah me dejó en casa y enseguida me encerré en mi habitación.Cada minuto, mi madre se apoderaba de mi mente con un puto recuerdo feliz.¡Joder!Sí, solo tal vez hubiera mencionado esto antes, quizás.. las cosas hubieran sido diferentes en este momento. Quizás, no estuviéramos esperando la hora de su partida.Las lágrimas vinieron a inundar todo mi rostro.Minutos después me quedé profundamente dormida.Chad.He pasado horas llamando a Zoe, entiendo perfectamente cómo se siente y por eso no culpo su reacción. Solo quiero encontrarla para saber si está bien ¡Quisiera tenerla en mis brazos en estos momento!Suspiré.Me encuentro aun en el hospital, los doctores no le dan mucho tiempo a la señora Amber, su hija mayor Elizabeth ya anda haciendo los trámites necesarios para tener todo listo a la hora de la partida de su madre.Maldición.Sí solo supera a donde está Zoe.Zoe.Despierto por un dolor fuerte de cabeza.Miré por la ventana y el cielo estaba completamente oscuro. Bajo hacia l
Después de lo sucedido de esta mañana estaba hecha mierda, solo quería llegar abrazar a mamá y a Eliz.Tomamos un taxi del aeropuerto hasta el Hospital, donde se encontraba mi familia.—Todo va a estar bien... Tú mamá librará esto, es una mujer muy fuerte. —Dijo Chad, tratando de darme algo de fuerza y esperanza.Le sonreí.Él se acercó a besarme la frente y en su hombro me a rescote.Tiempo después ya estábamos en el Hospital, a pocos metros de enfrentar algo que no quería.Tenía muchas expectativas al regresar a la ciudad, pero he aprendido que las expectativas conducen a desilusiones, y las desilusiones dañan el corazón. Siento que en pocos meses tendré que comprar una cajita de cintas para poder sostener las piezas de mi corazón para poder seguir viviendo.Jamás imagine que entrar a un puto hospital por mi madre. Siempre imaginé que ella estaría aquí por mí.Chad tomó mi mano y juntos entramos al mundo del dolor que es un hospital, está mierda me trae muchos recuerdos...Suspire.
Malibú/California Las vacaciones no fueron tranquilas como creí que iban a ser, suspire, el mensaje de papá estuvo atormentando a cada momento ¿Quién le dijo que estaba en Malibú? Además, no se supone que él debería estar en Boston aún. ¡Rayos! Al parecer mi vida, jamás volverá a ser tan pacífica como antes. Estaba afligida, sin embargo cuando miraba esa sonrisa y esos ojitos brillantes todo mis ánimos se elevaban. Chad, tiene ese poder en mí. Tiene ese poder de hacerme sentir feliz y olvidar todo lo malo a mi alrededor con tan solo verlo sonreír. Ese poder, nunca nadie antes lo tuvo, y me encanta. —¿Qué sucede? Te estoy esperando. —vino diciendo mientras corría hacia mí. Estaba sentada en la arena pensando ¡Estoy segura que noto que algo pasaba y por eso vino a mì! Amo que siempre esté pendiente de mí, de mi bienestar. —No sucede nada—él se arrodillo enfrente de mí—Solo estoy pensando como entrar a esa agua fría. —Dije, conteniendo las lágrimas. Mentirle, siempre me causa tris
Después de horas manejando había caído la noche y al fin también había llegado, estacione el auto a las afueras y me introduje al lugar cuidadosamente. Miré alrededor y ahí sentado en la banca con su chaqueta negra viendo la luna reflejada en el lago estaba Chad.Corrí. Corrí hacia él, quién al percatarse de mi presencia volteó y vino a mí igual.—¡Maldición! Te juro que no se que me paso.. No quería hacerlo. Lo lamento—decía y él me interrumpió tapándome la boca con sus manos. —Solo callate pequeña parlanchina—me sonrojé de amor—Y solo bésame—ordenó y asentí enseguida lanzándome con muchos deseos en mí, en sus labios grandes y carnosos.El lago estaba cerrado, lo que significaba que no había nadie. Nadie más que nosotros dos.Chad comenzó a tocar cada parte de mi cuerpo como si pintara un cuadro, y lo dejé, claro que lo hice. Nos miramos fijamente y podía ver perfectamente su amor por mí, lo cual dió paso a que le desabrochaba su pantalón bajando así hasta su miembro totalmente erec
Chad. Llegué a casa y lo primero que hice fue hacer mis maletas, ya no aguanto más estar en este pueblo. Necesito alejarme lo más pronto posible, e irme a Filadelfia para donde mi abuela es la mejor opción. ¡Joder! Pensar que pude ser feliz aquí, con ella, me llena de tristeza, ¿Por qué las cosas tuvieron que terminar así? El semestre terminó. Mi relación con Zoe terminó. Dios, todo pasó tan rápido que ni me dí cuenta, como quisiera volver a meses atrás cuando eramos inseparables, cuando el amor que sentíamos se transmitía a los demás. Suspire nostálgico al imaginarla en mi mente. Dos maletas, dos malditas y jodidas maletas es todo lo que tengo. Terminé de hacerlas y aún sigo pensando en esa pequeña niña que se ha robado mi corazón, ¿Por qué no te dejo que pensar? —le dije a gritos como si ella pudiera responderme, como si estuviera aquí. Tocan mi puerta, y reacciona bajando las maletas al suelo. Estaban en mi cama mientras la cerraba. Y vuelven a tocar la puerta—¡Pasá mamá! —dij
Estábamos en mi sofá, aún le curaba los fuertes moretones que le dejó Chad y él despertó desorientado. —¿Qué pasó? —preguntó tocándose su cabeza. Era evidente que todavía su dolor persistía, me siento tan culpable.—Perdiste por casi una hora el conocimiento por los golpes de Chad—le aclaré y en llanto me vine ante él—¡lo siento tanto Austin! Nunca imaginé que esto fuera a pasar—le dije entre lágrimas.—¡Tranquila Zoe! No es tu culpa que todos los Harris sean iguales y qué se enamoren de ti—dijo burlón. Reí, mientras corrían lágrimas por mi mejilla.Quedé en silencio viéndolo, y no podía entender ¿Por qué Austin no se defendió ante Chad? —la pregunta daba vueltas y vueltas por mi cabeza.Suspire.Y olvide el tema cuando escuche su frágil voz. —¿Me puede llevar a casa? —me preguntó Austin. Asentí ayudándolo a levantarse del sofá, Austin apoyó su mano sobre mi hombro para poder caminar y en pasos de tortugas nos subimos a su auto. —¿Segura que puedes conducir? —preguntó inseguro, volt