49.  La Fotografía Comprometedora
Matteo no recordaba exactamente cuándo Lucía había regresado al balcón. O cuándo ella lo había convencido de bailar. O en qué momento habían terminado en un rincón más privado del club.
Lo que sí recordaba, vagamente, era la sensación de sus labios cerca de su oído, susurrando cosas que su cerebro ebrio procesaba como tentadoras. Sus manos en su pecho. La cercanía que no había tenido con nadie excepto Isidora en meses.
Y recordaba el flash.
—¿Qué fue eso? —había preguntado, girando la cabeza.
—Nada —Lucía había respondido—. Solo alguien tomando fotos del club.
Matteo no lo había pensado más. Estaba demasiado ebrio. Demasiado perdido en su propia miseria.
Franco lo había llevado a casa cerca de las tres de la madrugada. Matteo había subido a su habitación tambaleándose, cayendo en la cama sin siquiera quitarse los zapatos.
Despertó al mediodía del sábado con el peor dolor de cabeza de su vida. La luz del sol que entraba por las cortanas era como cuchillos en sus ojos. Su boca sabía a al