Capítulo – Una Noche Para Nosotros
La obra marchaba mejor que nunca,como se dice en la jerga criolla "Viento en popa".
Los obreros trabajaban con entusiasmo, el cronograma se adelantaba, las auditorías transcurrían sin sobresaltos, y por fin… la tensión empezaba a disiparse.
El Ministerio de Trabajo ya había iniciado la denuncia formal contra Fabricio Castiglioni, y Fátima Lombardí, cada vez más ausente y presionada, se desdibujaba entre planillas y excusas.
Anahir estaba donde debía estar: al frente del proyecto que soñó desde sus planos, con la frente en alto, los pies firmes y una sonrisa cada vez más segura.
Y Nicolás… no podía dejar de mirarla.
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Esa noche, mientras repasaban unos ajustes de cronograma, ella hablaba con pasión de las cuadrillas y los rendimientos de cada sector.
Y él, con una copa de vino en la mano, la observaba.
No escuchaba del todo.
Solo pensaba que estaba enamorado y hasta el cuello. Hasta el alma.
—Ani —la interrumpió, suave—. ¿Querés que esta noche salga