Esa noche, al llegar a casa, todo cambió. La risa quedó atrás. El silencio ahora era denso, lleno de deseo y ternura. Nicolás la miró. Sus ojos negros la recorrieron con devoción, como un hombre que había aprendido a valorar cada instante. Había imaginado ese momento mil veces. Pero nada, nada, se parecía a la realidad de tenerla frente a él. —Esta vez no pienso dejarte ir —susurró. —No lo vas a hacer —respondió ella, suave—. Esta vez, me tenés entera. Cuerpo, alma… todo. Nicolás la tomó en brazos, con facilidad. Anahir rió bajito, rodeando su cuello con los brazos. Cuando la besó, no fue solo un beso: fue una rendición. Fue un puente entre lo que fueron y lo que estaban a punto de ser. La dejó sobre la cama con la delicadeza con la que se sostiene lo más amado. La luz tenue pintaba la piel de Anahir de oro y fuego. Ella se incorporó levemente, recorriéndolo con la mirada. —Me mirás como si yo fuera tu lugar más preciado —le dijo, temblando. —Porque lo sos —respondió él. Se
Capítulo 80 – Regreso a la ObraEl sol había comenzado a elevarse sobre el Cinco Estrellas cuando Nicolás y Anahir cruzaron juntos la entrada principal. Vestidos con sus chalecos, cascos en mano y la complicidad brillando en sus miradas, caminaban como dos socios, como dos guerreros que, tras una noche de amor y verdad, estaban listos para enfrentar lo que viniera.La obra estaba viva. Se respiraba movimiento, orden, avance. Y sin embargo, una tensión nueva los esperaba.Fátima Lombardí los aguardaba cerca de los camiones de hormigón, con el celular en la mano y los labios apretados como si acabara de morder limón.—Necesito hablar con ustedes —dijo apenas los vio llegar.Nicolás intercambió una mirada con Anahir y asintió con calma.—Adelante.—Hubo un problema con los pagos de los camiones de hormigón del sector cuatro —explicó Fátima—. Figuran 400 horas de servicio en los comprobantes, pero los registros reales indican 267. Hay una diferencia importante y no aparece ningún anexo, n
Capítulo – La Arquitecta de la Verdad La reunión de auditoría había alcanzado un punto crítico. Los números ya no eran simples cifras. Eran pruebas. Pruebas de una traición estructural, de un saqueo silencioso que había puesto en jaque la integridad del proyecto Cinco Estrellas. El aire era espeso, como si cada palabra dicha dejara una huella de pólvora en la sala. Fabricio Castiglioni no estaba presente, pero su sombra pesaba como una losa sobre cada informe que se deslizaba sobre la mesa. Su nombre surgía en cada documento, como una firma maldita imposible de borrar. Y entonces, Esteban Lombardí, con voz ronca, interrumpió. Levantó la mirada hacia Fabián Mansilla, el inversor mayor del proyecto. —Pero... Fabricio fue el que presentó este proyecto —dijo, dudoso, como quien intenta comprender algo que se le escapa de las manos—. Fue él quien lo encaminó, quien nos trajo la inversión, quien lo ganó en su momento. No creo que alguien venga a robarse un negocio que él mismo constr
Capítulo – La Última Cena de FátimaLa pasta humeaba sobre el plato, con ese aroma a albahaca fresca y aceite de oliva que siempre le había recordado a su infancia. Pero ese día… no tenía gusto a nada.Fátima Lombardí movía los fideos con el tenedor como si intentara retrasar lo inevitable. Estaba sentada en la cabecera, como siempre, pero se sentía más sola que nunca. Su padre estaba en la otra punta de la mesa, con la copa de vino apenas rozando sus labios, mirándola sin hablar.Ese silencio la taladraba.—¿No vas a comer? —preguntó él, finalmente, con la voz baja, grave.Ella hizo un gesto leve, una sonrisa débil, casi educada.—Sí, papá… estoy… solo que estoy cansada.Cansada. Qué palabra inútil.No estaba cansada. Estaba al borde del abismo.Santiago Durán ya le había dicho que no seguiría con ella ayudándola. Que se quedaba como inversor, sí. Pero no con ella .Ni como aliado. Ni como nada."No quiero que me relacionen con Fabricio Castiglioni. Ni con vos."Está muy turbio todo
Capítulo 83 – El Impacto Bajo CascoSantiago Durán no era un hombre fácil de impresionar. Después de casi tres años soportando la farsa de una relación con Fátima Lombardí, había aprendido a desconfiar. Y más aún, a no entregarse a nada ni a nadie.Porque el amor, para él, se había vuelto una palabra vacía.Vacía desde que descubrió que su novia lo engañaba con su socio. Vacía desde que se enteró que la traición llevaba años, risas falsas, hoteles discretos, reuniones “de obra” donde solo se planificaba cómo sacarlo del juego.Por eso, cuando aceptó la propuesta de Fabián Mansilla para invertir de forma independiente, lo hizo sin mirar atrás. Quería estar, sí. Pero sin ataduras. Sin vínculos. Sin juegos.O eso pensaba… Hasta que ella apareció.**—¿Santiago Durán? —preguntó una voz femenina apenas bajó del auto.Giró con suavidad, ajustando el reloj en su muñeca, con la carpeta del proyecto bajo el brazo.Y ahí estaba.Casco blanco. Camisa blanca ajustada. Jeans oscuros y unas botas d
Capítulo 84 – Una Tarde con Nombre de FamiliaEra uno de esos días en que el viento soplaba con suavidad y la ciudad parecía más amable. Después de semanas intensas en la obra y el proceso judicial en curso, Anahir se tomó la tarde libre por primera vez en mucho tiempo.—Me pedí salir antes —le dijo a Nicolás esa mañana, mientras se cambiaban en el apartamento—. Mis padres vienen a visitarme. Solo por hoy.—Me encanta la idea —respondió él, antes de salir—. Yo pido salir una hora antes, pero tengo que cumplir mi turno en la obra. Aunque sea el inversionista mayor… también soy el capataz. Y vos sabés que no me gusta fallar.—Y por eso te amo —dijo ella, dándole un beso en la boca—. Te espero más tarde. No te preocupes, yo me encargo de todo.**Alrededor de las cinco de la tarde, el timbre sonó.Anahir abrió la puerta con una sonrisa que le nacía desde el alma.—¡Mamá! ¡Papá!Sofía la abrazó con fuerza, emocionada.—Mi niña... qué hermosa estás. Te juro que te veo distinta.—¡Yo tambié
Capítulo 85 – La Ilusión de la TrampaVirginia Bertozzi caminaba por la obra con su casco blanco bien puesto y una carpeta en la mano, pero lo único que realmente cargaba con fuerza era su convicción de justicia equivocada.Porque si alguien había sabido manipularla, ese era Fabricio Castiglioni.Desde que lo encontró viviendo en su mismo edificio —coincidencia o destino, aún no lo sabía—, su mundo cambió. Él, caído, derrotado, marginado… se convirtió en su causa. Le habló de traiciones, de robos, de amores imposibles. Le pintó un retrato oscuro donde él era la víctima perfecta y Anahir y Nicolás, los villanos de la historia.—Yo gané ese proyecto, Virginia. Era mío. Pero ella… ella lo entregó todo por un capataz con cara de bueno. Me destruyeron. Me usaron. Me dejaron sin nada.Y ella, que en silencio siempre lo había admirado, se tragó cada palabra.Se volvió su aliada, su confidente… y ahora, su herramienta.**Virginia no quería seducir a Nicolás.No quería su atención.Quería hac
Capítulo 86 – La Primera GrietaVirginia llegó temprano a la obra esa mañana.Más temprano de lo habitual.Y no porque tuviera tareas urgentes.Sino porque sabía que Nicolás siempre era de los primeros en llegar aunque llegaba con su esposa siempre de la mano.Llevaba una carpeta en la mano, aunque ya sabía de memoria lo que contenía. No necesitaba respuestas. Necesitaba excusas. Motivos para acercarse a él, para cruzarse con Anahir justo en ese momento, para comenzar a jugar.Y lo hizo.—Buen día, capataz —dijo con una sonrisa suave—. Hay algo que no me cierra del avance en el sector D. ¿Te puedo molestar un minuto?Nicolás, con su usual amabilidad, asintió.—Claro. Vamos a ver.Mientras caminaban por el pasillo de hormigón, Virginia lo escuchaba con atención exagerada, como si cada explicación técnica fuese un elogio personal.Y justo cuando Nicolás se agachó para señalar un nivel de base mal marcado…—¿Molesto? —dijo una voz detrás.Anahir.Casco blanco con su habitual pegatina co