Capítulo – El Dolor Que No Se Dice
Silvia Herrera esperaba sentada en la terraza del pequeño café que solía frecuentar, justo en la esquina de la plaza donde el otoño comenzaba a teñir los árboles de oro. Santiago Durán llegó con su paso tranquilo, ese que siempre tenía, como si nada lo apurara pero todo le importara.La había llamado para reunirse urgentemente.
—¡Silvi! —dijo, abriéndole los brazos y llegando hacia ella .
Ella sonrió y se levantó para abrazarlo. Eran amigos desde hacía años, desde que él había salido hecho trizas por culpa de Fátima Lombardí, y ella lo había acompañado en su duelo silencioso.
Desde entonces, se habían sostenido en lo más difícil, y esa amistad se volvió firme como acero . Porque él también fue un gran amigo sin saber el momento que Silvia pasó por toda su pérdida .
—¿Y, cómo estás vos? —preguntó Silvia mientras el mozo les dejaba dos cafés con medialunas.
Santiago suspiró y le habló tranquilamente.
—Fátima volvió a aparecer hoy ,frente a mi … con u