Capitulo El Acero No Se Dobla Fácil
El sol pegaba duro sobre la obra cuando Nicolás Martínez llegó.
La camioneta se detuvo con suavidad en la entrada principal del Cinco Estrellas, y el aire denso de la tensión pareció arremolinarse a su alrededor.
Bajó tranquilo.
Demasiado tranquilo para el infierno que lo esperaba.
El casco en la mano —que no pensaba ponerse todavía—, la mirada serena, los hombros rectos.
En cuanto puso un pie en el terreno, lo primero que preguntó, ignorando el murmullo de obreros y empleados, fue:
—¿Cómo está Gerardo?
Un joven encargado de seguridad, nervioso, se apresuró a responder:
—Fue trasladado al sanatorio, ingeniero. Parece que tiene un esguince fuerte en el tobillo, pero está estable. No hay fracturas al parecer .
Nicolás asintió, absorbiendo la información como si nada más importara.
—Eso es lo importante. —dijo en voz firme.
Apenas terminó la frase, escuchó los pasos furiosos acercándose.
Fabricio.
Venía como un toro desbocad