Capítulo – La visita inesperada
El hospital tenía días agitados, y ese era uno de ellos.
El Doctor Damián Torres acababa de salir de una consulta con un pequeño con fiebre persistente, cuando se detuvo en la recepción para firmar unos papeles de seguimiento. Saludó con una sonrisa a las enfermeras, pidió una historia clínica… y fue entonces que la vio.
Una mujer mayor, bien vestida, pelo teñido de oscuro, labios pintados con precisión. Había algo rígido en su andar, y algo demasiado medido en su sonrisa.
—Disculpe, doctor —dijo, con tono amable pero seco—. ¿Usted es el pediatra que atendió a un niño llamado Alejandro hace unas cuantas semanas?
Damián, de pie junto al mostrador, levantó la vista.
—¿Alejandro...? —respondió con cautela—. ¿ Dígame el apellido?,atiendo a varios niños y no me acuerdo de todos los pequeños. le dijo con delicadeza pero por dentro sus alarmas saltaron.
—No estoy segura —dijo ella, girando la cartera entre las manos—. Solo sé que es un niño pequeño, de unos cu