Capítulo – El hijo perfecto
La puerta de hierro se cerró detrás de ella con un chirrido metálico cuando entro en la cárcel a visitar a su hijo.
Era la tercera vez en dos semanas que iba.
Pero esta vez, no venía con consuelo ,venía con veneno en su mente.
Fabricio Castiglioni estaba en su mesa habitual, con su carpeta de estudio abierta, fingiendo repasar como el preso modelo que todos creían que era. Uniforme impecable, gesto sobrio, actitud contenida.
El mismo show de siempre para todos estos incrédulos .pensó Fabricio cuando la vio sonreír al verlo.
La vio entrar, apenas alzó la mirada. Se recostó hacia atrás, entrecerrando los ojos. Ya sabía que su madre nunca venía sin una razón concreta. Y si algo había aprendido, era a leer los gestos tensos de quien viene con información que puede cambiarlo todo.
—¿Alguna novedad, mamá? —preguntó con voz monótona, sin ni siquiera levantar la voz,antes de saludarla.
Ella se sentó con lentitud, dejó la cartera a un lado y lo miró con seriedad.
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