Capítulo 117– La Sombra del Ayer
Las luces blancas del hospital quemaban la vista. Nicolás caminaba de un lado al otro del pasillo con las manos en la nuca, los ojos enrojecidos y el corazón apretado como un puño. Sentía que el tiempo se le escurría entre los dedos… hasta que la puerta se abrió.
El médico salió con el guardapolvo algo arrugado y una carpeta en la mano.
—¿Familia de Anahir Montes?
—Soy su esposo. El padre del bebé —dijo Nicolás, con voz urgente.
El médico asintió con seriedad.
—Pueden respirar tranquilos. El bebé está bien. No hay pérdida ni riesgo de aborto. Pero está deshidratada. Tenía el cuerpo muy débil, y el episodio de estrés provocó el desmayo. Va a quedarse internada unos días, mínimo. Necesita suero continuo, reposo y control.
Nicolás sintió que el alma volvía a su cuerpo.
—¿Puedo verla?
—Sí, está despierta. Pero por favor, nada de sobresaltos. Tiene que estar tranquila —le advirtió con una mirada firme.
Nicolás asintió con los ojos llenos de lágrima