Capítulo 115 – El Sobre, el Silencio y la Bronca
Nicolás subió a su camioneta sin encender la radio. No quería ruido. No quería distracciones.
El volante entre sus manos parecía más frío que nunca.
Condujo con el corazón en la garganta, reviviendo cada momento de los últimos días como una película maldita. Cada gesto de Anahir, cada pregunta que no respondió, cada mirada que esquivó. Todo eso ahora se sentía como cuchillas.
Había querido protegerla. Había querido cuidar su plan de venganza, hacer justicia por su hermana, por su sobrino, por todos los que fueron víctimas de Fabricio.
Pero en el proceso, se olvidó de una cosa:
La verdad también es amor.
Y él había sido un cobarde.
Llegó al apartamento y se quedó unos segundos sentado frente al volante. Respiró hondo, como si se preparara para una batalla. Sacó del portadocumentos un pequeño estuche donde guardaba un juego de llaves de repuesto. Siempre estaba ahí, por seguridad. Hoy era su única entrada a un mundo que tem