16:00 hs. - Damián.
«¿Qué cojones te pasa hoy? ¡Estás cagándola pero bien! Mira, mejor lárgate de aquí y vuelve a la oficina. Y, sea lo que sea que te esté pasando, soluciónalo, porque estos días que se vienen son cruciales».
Nunca antes había sentido tanta incomodidad estando al lado de mi jefe. Santiago y yo siempre habíamos tenido una relación... confianzuda, por llamarla de alguna manera. Es decir, siempre nos habíamos llevado fenomenalmente dentro de una estricta profesionalidad. Y ni hablar de lo bien que nos compenetrábamos en la oficina; no había mejor pareja que nosotros a la hora de realizar rápida y eficientemente el trabajo. Pero los últimos acontecimientos habían logrado que mi forma de verlo cambiara de forma radical... Y claro, los nervios y la torpeza se hicieron presentes