11:30 hs. — PERSPECTIVA: Cristian.
—¡Chúpame la polla, maricón!
—¡Aprende a conducir, puto paleto!
Que si semáforos, que si límites de velocidad, que si pasos de peatones... No estaba yo para tantas tonterías cuando no había una puta alma por la calle. Y mucho menos después de haberme llevado la decepción de mi vida con uno de mis mejores amigos.
—¡Mira si no hay mujeres, Damián! ¡Mira si no hay mujeres!
Obviamente sabía que no era su culpa, porque nunca me senté con él a hablar de lo que me pasaba con esa hija de perra. Sobre todo por la estúpida guerra que siempre tuvimos entre nosotros sobre lo que está bien o no en la vida, sobre cómo debemos comportarnos con las mujeres, etcétera, etcétera... Como gran defensor de que el hombre no debe atarse nunca a una sola mujer, no podía ir y contarle que una guarrilla de diseño gráfico me tenía loco perdido. Aquello hubiese significado tener que aguantarlo durante años y años diciéndome que él tenía razón y yo no.
Pero me la sudaba mucho. Al