20:40 hs. - Salomé.
El camino a casa fue mucho más tenso de lo que esperaba. Fernando caminaba delante mío a paso rápido y sin parar. Se había enfadado de verdad. Intenté hablar con él varias veces haciéndole alguna que otra pregunta trivial. Pero las únicas respuestas que recibí fueron secos monosílabos.
Insisto en que no tenía razón en ofenderse, pero me daba pena tener que irme a la cama peleada con él. Antes de que me metiera mano en el tren, nos habíamos reído mucho y nos lo habíamos pasado muy bien hablando. Me parecía injusto arruinar todo eso sólamente por un capricho suyo.
Llegamos al edificio, saludé a una vecina que estaba pacientemente esperando la llegada del ascensor y me dirigí hacia las escaleras. Pero Fernando no me siguió; se colocó al lado de la señora, l