01:54 hs. — PERSPECTIVA: Damián.
Pasaron unas cuantas horas en las que nos dedicamos a apurar todas las provisiones de cervezas mientras nos tragábamos una película romanticona muy mala que había elegido Lin por sorteo.
Los ánimos se habían calmado y ya todo eran risas e insultos a Lin por su pésimo gusto para el cine. Por supuesto, no volvieron a ver roses ni toqueteos furtivos entre Cecilia y yo, ya que la chica decidió irse al otro sofá con Olaia, dejándome a mí entre Teresa y Lin. Y era normal, no podía decirle a su amiga que iba a hacer lo posible para que lo de su hermano y ella funcionara, y luego seguir a los besos conmigo como si nada.
Lo entendía perfectamente, de verdad.
Pero... no sé.
Cuando terminó la película y ya no quedaban más cervezas, la atención volvió a centrarse absoluta y rigurosamente en mí.
—Supongo que vas a pasar la noche aquí con nosotras, ¿no? —dijo Lin, como no, siendo la primera en animarse a sacar el tema que todas querían tratar.
—Ya son casi las dos d