Interior – Apartamento de Cristian – Noche.

La noche había caído por completo, cubriendo la ciudad con un manto silencioso y cómplice. En el apartamento, solo se escuchaba el leve zumbido de las luces y el murmullo lejano del tráfico. Vittorio se había quitado la chaqueta y aflojado el cuello de la camisa. Cristian, de pie junto a la ventana, lo miraba de reojo, con una copa de vino en la mano que apenas había probado.

—¿En qué piensas? —preguntó Vittorio, cruzando los brazos, sin apartar la mirada de él.

Cristian se giró despacio. Había algo en su expresión… una mezcla de determinación y miedo. Como si las palabras que estaba a punto de decir le ardieran en la garganta.

—En lo difícil que fue volver a verte —comenzó—. Pensé en mil formas. En si llegarías con odio, con indiferencia, con frialdad… Pero me recibiste como un hombre. Sin máscaras. Como si el tiempo no hubiera destruido todo.

Vittorio bajó la mirada. Esa franqueza lo desarmaba.

—No estás equivocado. Parte de mí quiso odiar