Sean se quedó de pie por un instante, observando el abrazo entre Jin y Vittorio. Una emoción dulce le recorrió el cuerpo. Luego, con una sonrisa leve, se giró hacia la cocina abierta del departamento.
—Voy a preparar algo de cenar. Este encuentro lo merece —anunció, sacándose la chaqueta y arremangándose la camisa mientras caminaba hacia los gabinetes—. Aunque no prometo un banquete, haré lo mejor que pueda.
—Con que no sea veneno —dijo James, medio en broma.
—Eso depende de cuántas veces me vuelvas a dejar con el corazón en la garganta —replicó Sean desde la cocina, ya sacando ingredientes.
Vittorio se acomodó en el sofá con Jin sentado en sus piernas, jugando con uno de sus anillos. Su mirada se fue hacia James, pensativa, inquisitiva.
—James… ¿y los padres biológicos de Jin? ¿Sabes algo de ellos?
James tragó saliva, apoyándose contra la pared. Asintió con lentitud.
—Sí. Sabemos quién es su padre… Riso Carleoni.
El rostro de Vittorio cambió. La calidez se borró por un instante, reem