Valentino me sostiene fuerte en sus brazos, mientras sus gritos son ahora lo único que me logra mantener despierta.
—Hazel, vas a estar bien. Lo prometo
—¿Estas bien? ¿No te hirieron?—susurro en medio del caos.
—Estoy bien, no te preocupes por mí —me calma.
—¿Que ha sucedido? ¿Qué le ha pasado? —La voz de su padre aparece a los segundos
—¡No te nos acerques! —le responde furioso él
—Giorgio rápido llama al médico —le pide angustiada la señora Alessandra.
Valentino me lleva cargada hasta la habitación, me deja sobre la cama. Me revisa y yo me quejo de dolor en la parte de mi brazo.
—Vas a estar bien amor —responde y se aleja de la cama para buscar algo.
—El medico ya viene en camino.
—Dios santo ¿cómo se metieron a la casa? —Interviene la madre de Valentino—. Hay seguridad por todas partes…
—Quizás han venido siguiendo a Valentino, quizás se trate de los mismos hombres de Nueva York. No estoy seguro pero tampoco tengo ninguna duda de que sean ellos. Sabía que algo como esto sucedería…