El elevador se detiene en el piso en que esta mi habitación, corro por el pasillo a toda prisa. Mi padre cruza su figura robusta con la mía. Me mira sorprendido.
—Hazel, ¿Qué sucede? —pregunta alarmado.
—Tenemos que irnos de aquí ahora —digo apenas recobrando la respiración.
—¿Qué? —pestañea.
—Debemos irnos ¡ahora! —exclamo y corro en dirección a la habitación.
Observo a Sophie que carga en sus brazos a mi hija.
—Sophie debemos irnos ahora —le digo y siento que todo me da vueltas.
—¿De qué hablas cielo? —pregunta ella.
—Hazel intenta calmarte ¿quieres? —me pide mi padre.
—¿Qué sucede? —me pregunta ella de nuevo.
Voy en busca de las cosas de los bebés, como puedo las guardo en sus pañaleras. La vista de mi padre se clava una vez más en la mía.
—Hazel, me empiezas a preocupar ¿qué ha sucedido?
—Los hombres, esos hombres nos harán daño —respondo en medio de mi angustia.
—¿Qué hombres? ¿Qué ha pasado ahí abajo?
—Hombres armados, nos harán daño. Debemos irnos ahora mismo.
—Es obra de ese t