—Disculpe —contestó Kayla, estupefacto por lo que acaba de decir ese hombre.
—Sé que sabes bien de lo que hablo —dijo Dominic usando una voz neutra y pesada.
—Ahora comprendo que usted está cada vez más demente —expresó Kayla con desdén.
—No te hagas la estúpida. Sabes bien que ese comportamiento. No es para nada normal. Tú y yo lo conocimos bien.
—Y eso que quizá esté cambiado —contestó Kayla.
—Puede ser. Aunque lo que creo es que él está así por ti. Quiere demostrarte lo mucho que le importas —expresó Dominic con desagrado. Kayla rueda los ojos. Poniéndolos en blanco al oír las palabras tan fastidiosas de ese anciano. —Aunque pongas esa cara, es la verdad. Nunca lo vi tan… tan… —Dominic no encuentra las palabras correctas.
—¿Tan qué? —preguntó ella con desesperación.
—Tan cariñoso, gentil y atento.
—Solo dice eso para convencerme. Pero estoy seguro de que con sus padres lo ha visto así más de una vez —declaró Kayla, esperando desenmascarar a ese hombre.
—Menos con sus padres. É