Javier camina por los pasillos de la mansión. Dirigiéndose hacia su oficina. Para cumplir con la orden de su padre. Ahí fue donde dejó su móvil. Su mente está llena de dudas mientras se acerca. No le agrada la idea de su padre, no está de acuerdo con casarlo a la fuerza con esa mujer tan mimada, pero no tiene idea de qué hacer al respecto. Pero sabe que si no le habla, su padre es capaz de ir por él y prefiere que su hijo venga y pueda oír lo que tiene planeado. Con la esperanza de ayudarlo.
Recuerda cuando escuchó que su hijo sería papá; no puede negar que sí le impactó, pero se puso feliz en el fondo, aunque triste al conmemorar que él no actuó de la misma manera cuando supo que sería padre. Dándose cuenta del pésimo padre que ha sido.
Al fin llega a la oficina, toma el teléfono, marcando el número de su hijo. Espera paciente unos segundos hasta que se escucha que contestan.
—Hola, papá —habla Hades con tranquilidad.
—Hola, hijo, ¿dónde estás? —preguntó algo dudoso Javier.