No sé qué horas son en el momento en que abro los ojos, de hecho, tardo un poco en darme cuenta de que estoy despierto. Logró sentarme, pero cuando veo a mi alrededor, me doy cuenta de que no dormí en mi habitación. No sé cuando fue la última vez que Gio y Mena se quedaron conmigo, creo que fue cuando tenía pesadillas recurrentes con la muerte de mis padres, y ya que ambos estaban preocupados por mi bienestar, se quedaban conmigo hasta que vieran que descansaba. Lo más sorprendente era que en ese tiempo, y gran parte de mi niñez, ambos eran la comidilla de los sirvientes porque no dejaban de pelearse, hasta que decidieron hacer la paz por cuidarme y terminaron enamorándose. Ahora, aunque fue forzado, somos una familia que no sabíamos que necesitábamos hasta que fue el momento de unirnos como tal. Suelto un suspiro tranquilo mientras sonrío y salgo de la cama de Gio para ir al baño, pero la puerta de la habitación se abre con una conversación en tono bajo por parte de mis tutores casi