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Relatos de medianoche

Relatos de medianocheES

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Nictolittera  Completo
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Resumen
Índice

Sinopsis

MitoTragediaOscuroCiencia ficciónParanormalSuspensoDios

15 historias nocturnas que se vuelven letras al amanecer y, sin darme cuenta, algunas asustan, pero otras hacen llorar. El Cáncer es una realidad más terrorífica que satanás, aunque él mismo no deja de estar. Siempre vaga alrededor buscando a quien devorar y espero que no te devore. Pese a que el amor triunfa, incluso más allá de la muerte.

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Relatos de medianoche Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • EL Ascensor

    No sabría cómo explicarlo, pero tengo una extraña manía que, por cierto, mi mejor amigo adquirió hace un año. El hablar de eso me aterra un poco, porque nadie comprende como he podido habitar con ella por 45 años. No recuerdo con exactitud cuándo la adquirí, no sé si fue por las innumerables ocasiones cuando mi padre me castigaba dentro de algún armario de la casa o por las veces cuando mis compañeros de clase se burlaron de mí y se aprovechaban de mi raquítica contextura para encerrarme en alguno de los salones abandonados ubicado en la parte trasera del colegio. En fin, tenerla conmigo no es nada fácil y más, cuando no te sientes seguro ni en tu propia casa.Hace un año, mi amigo y yo trabajábamos en una empresa del ramo industrial, especializado en motores acuáticos. Y por ser uno de los especialistas del área automotriz me designaron

  • Mi Amigo Imaginario

    Me llamo Mariana y quiero contarte mi experiencia con un amigo que tuve en mi infancia. No era un buen amigo en realidad, pero fue el único que tuve por una larga temporada y, al darme cuenta de sus intenciones, tuve miedo. Y así, él desapareció de mi vida. Fue demasiado peligroso, no solo para mí; sino para mi familia. Cuando era pequeña, como a la edad de 8 aproximadamente, mi padre viajaba mucho de un país a otro. Papá era arquitecto, por eso nunca nos quedábamos mucho tiempo en un lugar y junto a mi madre, una ama de casa, y mi hermano, un chico todo desaliñado, pero que se le daba bien tener buenas relaciones sociales. No sé cómo las hacía, pero en donde llegábamos siempre dejaba un amigo del cual le costaba desprenderse. Nos mudamos de Nueva Jersey a las afueras de Barcelona cuando tenía 9, nos quedamos allí como 6 meses, en una casa que, raramente, tenía un ático. Digo raro; por la excentricidad de mi padre, que colocaba espacios innecesarios a las casas. No obstante, no me q

  • La Cinta Siniestra

    A un cuarto para la seis de la mañana, se encuentra sentado sobre su cama Arnold, asustado, esperando a que ella toque a su puerta. Las manos le sudan y tiembla, sabe que ha tomado la mejor decisión o eso cree él.—¿De qué me sirve ser sincero y amante de la verdad si de igual manera moriré como el resto? —piensa en un momento de duda. De un golpe, llena sus pulmones de aire y suelta un fuerte suspiro, empuña sus manos y, aunque quiere llora, detiene las lágrimas diciendo—Todos morimos, es ley de vida. Yo no lo puedo evitar, no soy eterno.Observa el reloj analógico enfrente de su cama, solo ha pasado un minuto. Se levanta y se dirige al salón de su casa. No está casado, no tiene hijos ni mascotas. Vive solo y los únicos parientes que le quedan, unos hermanos que viven en Chiapas, que no le verán morir; aunque ya se despidió de ellos horas antes. Transcur

  • En Casa

    Aron es un hombre agradable, valiente y amoroso. Es detective de policía y es difícil mentirle. Él es mi padre y en mis quince años, todavía no sé cómo mentirle a pesar de que él guarda muchos secretos y no le gusta compartirlo con nadie. A veces creo que quiere decirme sus cosas, pero se calla y, cuando lo dice, salen de su boca palabras a medias. No hemos tenido problemas, ¡gracias a Dios! Aunque, no me gusta que sea así. Me oculta tantas cosas en ocasiones cambia el rumbo de mi vida, como la vez que aceptó un puesto con mayores beneficios en una comisaría en Oslo, la capital del país. ¡Volver a empezar! Esto ocurrió tantas veces que ya perdí la cuenta. De la misma manera ocurrió cuando trajo a Belén a casa.—¡Nos vamos a casar! —expresó, emocionado.Mientras él se emocionaba, yo me quedaba boca abierta por

  • Nadira

    Baje del autobús con mi rostro casi en el piso, observando en qué nos convertimos. Seres rectos, grisáceos, con fecha de nacimiento y la fecha del día en que el sol ya no alumbra. Miré a mi alrededor, muchas flores habían, algunas de ellas estaban muertas, pero otras, muy alegres con tonos que suelen encantar al corazón. Avancé saltando sobre las losas, siguiendo a la multitud que iba delante. Seguí mirando y escuché el llanto de una madre, que rozaba con las yemas de sus dedos, aquel lugar donde yacen los sueños muertos. Pronunciaba su nombre, actualmente no recuerdo cual era, pero con él se adhería la palabra “hijo”. Palabra que repetía una y otra vez. Palabra que se clavaban en mi alma. Y ese instante recordé, que yo también, iba a ese último encuentro.Mi subconsciente que no es nada consciente a veces, revivió las visiones que guarde d

  • Un Castigo Ganador

    —Cinco minutos y empiezan —dijo el director caminando detrás de mí.Al escucharle, me puse firme por los nervios. Era la primera vez que subiría al escenario. Los retortijones empezaron a danzar de un lado a otro en mi estómago de la misma manera cuando me enteré de mi participación en la obra. Giré la silla donde me encontraba, busqué el baño con la mirada desesperada; sin embargo, sentí que dejaría una huella imborrable si me levantaba. Y, aunque, traté de hacerlo, mis piernas no me obedecieron. Me encorvé introduciéndome en la silla y girando de nuevo, me reflejé en el espejo que tenía al frente. Estaba tan blanco como una hoja de papel.—¡Cálmate! Todo saldrá bien—pensé, relajando mis músculos, respiré profundo y cuando por fin, todo mejoraba, escuché:—Quedan cuatro.

  • Ni en la Enfermedad Ni la Muerte

    Levantando la cucharilla, la traje hacia mi boca. Como pude, abrí mis labios introduciendo los alimentos que luego injerí. Él sonrió alegremente con ojos tiernos igual a la primera vez que nos conocimos. Y, al darme cuenta, había terminado de comer. Él se levantó, abrió la puerta suavemente; me observó y dijo antes de cerrarla detrás de él:—Quédate tranquila. Ya regreso.Recostada del espaldar, detallé las cicatrices que el fuego había dejado en mis manos. Esas imágenes acribillaron mi mente en una estela fugaz, una y otra vez, golpeándome. Pensé, si no me hubiese ido, si no hubiese peleado con él esa tarde, tal vez todo sería diferente. Toqué mi rostro con las yemas de los dedos; pero no hubo dolor, absolutamente ninguno, aunque estaba un poco blando.Salí de la cama y busqué, busqué, busqu&eacut

  • Indignación

    Corre por los alargados pasillos de la clínica cubierta de neblina, dividida entre cuidar a una desahuciada mujer y los rigurosos trámites que no puede comprender. El tiempo entre tanto ajetreo transcurre lentamente y, en ese momento, anhela el descanso. A lo lejos, al otro lado de una de las puertas, una enfermera señala la entrada de la oficina administrativa a donde debe ingresa.Sentándose en una silla de metal delante del escritorio, se entera que la póliza no puede seguir cubriendo los gastos médicos. Oprime su mandíbula matando un gemido deseando emerger, a la vez que presiona el frío metal del asiento. Con esfuerzo, logra ocultar las lágrimas que, desesperadas, inundan sus tiernos ojos cafés. Absorta, enmudece sus pensamientos para luego evocar las memorias noticiosas de aquel hospital ubicado en el centro de la ciudad. Detalla específicamente las fotografías que mostraban a la desfall

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17 chapters
Nota de Autor
Relatos de medianoche/Nictolittera
    Grande hombres marcaron la historia con ideas surgidas de sus sueños. Así como ha sucedido con algunos escritores que, según he oído, dieron vida a sus personajes mientras dormían. Ellos le otorgaron personalidad y forma que, aun nosotros, le hemos visto como personas completamente reales. Miss Marple, por ejemplo, es un personaje ficticio de Agatha Christie y fue creada bajo este concepto e, incluso, se dice que, Miss Marple es el retrato original de la misma autora que, utilizando esta apariencia, disfrutó de todo su mundo criminal. Sé que esto no es seguro, sin embargo, en esto decido creer porque pasó a mí.   Cada relato está lleno de drama, suspenso, terror o romance y fueron creados mientras dormía o iba a dormir. Por supuesto, la idea surgió de algo visible en el consciente. Indignación, por ejemplo, fue la experiencia obtenida a
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Defendida Por Un Mar Carmesí
Relatos de medianoche/Nictolittera
—No lo recuerdo —dije, asustada, mientras tartamudeé—.  ¿Por qué no me creen? Yo no lo hice…, no les hice nada.Me encontraba sentada detrás del estrado siendo observada por mi acusador. Todo mi cuerpo estaba rodeado de escalofríos que no paraban, debido a esos oscuros ojos posados sobre mí; los cuales me juzgaban a ratos. Me mataban. Entonces, vagando entre mis memorias busqué una explicación lógica de lo acontecido; sin éxito, por cierto. Puede que en esa ocasión me volviera loca, pero no lo estaba; y, por no tener evidencia que mostraran mi inocencia, fueron esas las únicas palabras que podía repetir:—No lo hice... Yo no lo hice.—¿No lo hiciste? —Preguntó el fiscal con implícita ironía en su voz—. Explícanos o mejor, ayúdanos a entender ¿por qué estabas all&ia
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Aversión Ilusioria
Relatos de medianoche/Nictolittera
Abrí mis ojos. Estoy segura. Traté de tocar a mi esposo que se encontraba a mi lado, pero no me moví ni un milímetro. No pude despertarlo. Rece el Padrenuestro, el Ave María y el Credo como mis amigos lo indicaron; no obstante, seguía sin funcionar.Entonces, como en las anteriores ilusiones, apareció a mi lado el cuerpo voluptuoso y oscuro de una persona semejante a un simio. No detallé su rostro por la oscuridad que le rodeaba. Unos blancos cuernos sobresalían por encima de su cabeza, pero al mirar su procedencia, supuse que eran colmillos. Al acercarse, lo confirmé, era un orangután. Temblaba agitando nuestro lecho. ¡Lástima que eso tampoco despertó a mi esposo!Estiró sus manos que parecían humanas, sin embargo, sus largos dedos cubiertos con un pelaje ocre, poseían negras pezuñas deformadas mostrando su rareza. Acarició mi vientre sie
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Ciudad del Oeste
Relatos de medianoche/Nictolittera
No quise creer las evidencias que yacían en frente de mí. No sé si por incrédula o avariciosa, no las vi, y eso que me lo advirtieron. ¡¿Por qué fui tan estúpida?! A esa edad, solo quería ser libre de la maldición regente en la Ciudad del Oeste. Salir de este miserable lugar que nos deja como muertos vivientes, sin nada más que acostumbrarnos a la visita de un juez despiadado que no nos escucha ni nos enseña, solo nos condena a la petrificación y a la vergüenza. Siempre ha sido mi sueño escapar de aquí, aunque aprendí que no será posible. Por cierto, no es una maldición que considere mía, pero con el pasar de los años, la resistencia ha disminuido y creo, por pequeña que sea la posibilidad, que tu abuela estuvo en mi lugar y esto lo digo por lo que viví en mi noche más oscura.Mi hermano jugaba como siempre en la
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La Despedida
Relatos de medianoche/Nictolittera
—No continuaremos el tratamiento y le quitaremos la máquina de respiración—dijo el doctor, mirando la inconstante respiración de una joven decumbente sobre la cama hospitalaria—No podemos hacer nada más.Esa joven solo tenía quince años y ya había luchado una guerra que no escatima edad y, por mala suerte, se le acababan el tiempo. Raquítica, pálida e ignorante de los hechos a su alrededor, ya no le queda nada y, lo peor, es que tampoco deja nada en la tierra de los vivientes. A la mitad de su edad, conocía los designios de Dios, no podía amar, no tendría descendencia ni mucho menos vería cumplirse su más presionado sueño, el sueño de disfrutar la vida. Puesto al disfrutar los pocos años que le fueron otorgados, en la mayoría de sus recuerdos solo yace el sufrimiento.—Lo lamento…—expresó triste el mis
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Si Te Descuidas
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—Dejé orar, lo sé—cavilé mientras luchaba con el abrazo de la apatía—No quiero hacerlo. Debo, pero no sé por qué no quiero buscarle.No sabía por qué caía por el precipicio de la indolencia, matando cada parte de mí. Mi entrega en adoración había mermado y no lo comprendía, puesto que hacía una y otra vez el mismo ritual. Al principio, todo parecía perfecto; pero ahora, estaba cambiando. Las continuas luchas, reclamos, inseguridades e imperfecciones me dejaban completamente agotada y creo a estas alturas me cansé de eso. Me levanté de la cama después de tanto meditar lo que me acontecía y fui al salón. Tomé el control remoto de la tele sobre la mesa central, la encendí mientas me sentaba en el sofá. Entonces, escuché una voz ronca, pero sutil en mi oído:—¿Por qu&eac
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El Tren del Infierno
Relatos de medianoche/Nictolittera
—Lo siento, señor Carmona. Nosotros ya no podemos hacer nada más—indicó el doctor con pesar en su semblante.Mi madre gritó y mi padre trató de persuadirlo. ¿Era imposible? Ellos ni yo queríamos ese final para mí. El doctor intentó tranquilizarlos, pero ninguno le hizo caso. Lloraron. Empecé a hablarles diciendo que se calmaran, aunque yo también quería alguna solución; pero tampoco me escucharon.—Dios, si existes, ayúdame por favor— oré— no quiero vivir lo que vi anoche.¡Fue horrible! No se lo deseo a nadie que este muriendo. ¡Lástima que, en esta habitación, los ocho estamos sentenciados a encontrarnos con ellos! ¿Habrá esperanza?Entonces, recuerdo cada escena de la noche anterior:“Mi madre dormía a mi lado. La llamé varias veces, pero ella no despert
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Sajra
Relatos de medianoche/Nictolittera
Intentó controlar su agitada respiración en aquel bar abandonado y oscuro, repleto de polvo, al mismo tiempo que detallaba su alrededor. Tosió silenciosamente, no quería que lo escuchara. No obstante, asustado por escuchar pasos acercándose a él, corrió de prisa a la barra para esconderse debajo de ella. Alguien, a su vez, se asomó a través de la ventana de madera casi destruida, pero no logró verlo. El hombre cerró sus ojos y se tapó la boca al mismo tiempo trataba de controlar su respiración acelerada nuevamente. Mudo, visualizaba en su mente a la horripilante bestia que le perseguía con el fin de matarle. Se aterró. No quería abrir sus ojos y esperó unos eternos segundos hasta que no escuchó nada más.— ¡Ya me encontraron! —caviló en sí y repitió la misma frase una y otra vez— “Sí voy
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Azrael
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Los lamentos no se hicieron esperar cuando cada uno notó lo que había sucedido. Los cuerpos ensangrentados entre civiles y policías rodeaban el banco central de Manhattan. Traté de cumplir lo que me encomendaron, traté de avisarles, traté de que cambiaran de opinión sobre sus vidas; pero coaccionarlos no está permitido. Sería fácil para nosotros imponerles nuestra voluntad, incluso mi hermano, la oveja negra de la familia, cree que es necesario su sujeción y, por su inferioridad, deben honrarnos. Yo no estoy de acuerdo con él, pero la tercera parte de nuestros hermanos sí lo están y, por ello, condenan a nuestro padre por brindarles el don de la libertad, lo malo es que ellos no lo han apreciado.¡Oh, mis bellos amados! Si tan solo se quedaran puros y mantuvieran ese corazón inocente con el cual fueron creados. Si se mantuvieran como este niño indigente que mi
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