Suspiro molesto por la voz que estoy escuchando, pues no tengo ganas de que esta persona me moleste cuando al fin he encontrado un poco de paz.
Las únicas personas que pueden llamarme por mi nombre son pocas, a excepción de mis padres, solo Gio, Mena, Beatrice y Johan pueden dirigirse a mí de esa forma porque se ganaron la confianza y el derecho de hacerlo. Ellos se convirtieron en la familia de mamá cuando no tenía a nadie más que papá y ella les permitió llamarme así.
Muy diferente de la familia de mi padre.
Él era el único hijo que heredaría el imperio Miena cuando su padre se jubilara, pero al enamorarse de mi madre, decidió desheredarlo y quitarle todo lo que él había hecho para hacer crecer más el imperio familiar. En vez de mantener cerca al ganzo de los huevos de oro decidió alejarlo estúpidamente hasta el punto de no reconocerlo como su hijo. Gracias a esto mi padre aprendió de mamá cómo viven las masas y adaptarse al trabajo duro, y obviamente tuvieron sus momentos difícile