- ¿Tomás?
- Hola Gatita.
- ¿Cómo me encontraste aquí? – pregunté confundida.
- Otto.
Seguí mirándolo. Todavía era hermoso. Ni siquiera había tenido tiempo de mirarlo últimamente.
- ¿Me vas a dejar en la calle? ¿No me invitas a entrar?
No estaba seguro de qué hacer. Lo miré fijamente, tratando de encontrar una razón para dejarlo entrar a mi casa... oa mi vida.
- Es solo una conversación, gatita. quiero saber como estas Te prometo que no dolerá nada... Ni habrá ningún tipo de presión.
Salí por la puerta, dejando paso a él. Tom se quitó el abrigo y se sentó cómodamente en el sofá, incluso sin haber sido invitado. Me senté a su lado.
- Lamento todo lo que pasó... Con tu madre. Y supongo que tu novio.
- Gracias Tom.
Tal vez no había reconocido a Nicolás de las noches de Manhattan, lo cual pensé que era extraño. O si recordaba, prefería no comentar.
- ¿Quieres hablar de lo que pasó? - le preguntó.
Tom me gustaba. siempre me gusto Pero no me sentía cómodo hablando con él sobre mi vida. Los m