Entré a la habitación rápidamente y me acerqué a ellos, tirando de ella por el pelo del regazo de mi novio. Ella no se esperaba mi actitud y terminó cayendo al suelo. Tomé una jarra de agua que estaba debajo de la mesa, al lado de la ventana y se la tiré a la cara a Nicolás:
- Despierta, Nick, esta zorra debe haberte drogado.
Ella ya estaba de pie, mirándome, mientras que Nicolás no podía moverse de donde estaba, completamente indefenso.
- Sal de esta casa ahora y no vuelvas. - advirtió.
- Nicolás me llamó, cariño. - Ella reclamó.
- Nick no te llamaría, Joana. Y estoy seguro de ello. Solo trataré de entender, cuando esté bien, cómo lograste llegar a la Villa y entrar a nuestra casa.
- Estás jugando con fuego, hermanita.
- No somos hermanas... No tenemos la misma sangre y mucho menos el mismo padre. Evita tratar de ofenderme, porque no podrás. Hazle saber a tu padre que no voy a pasar las malditas acciones a tu nombre... y mucho menos al suyo.
- ¿Pagarás por verlo?
- Lo haré... Ustedes