Killiam
La veo a ella: hermosa, sensual, deliciosa...
Lara es la dueña de mi corazón, de mi mente y de mi cuerpo. Mi hermosa mate...
Me siento muy afortunado. He perdido mucho, pero también he recuperado a mi pareja. Y eso me da esperanzas.
Ahora sí quiero curarme y reconquistar a Lara. Ser un padre ejemplar y amoroso, y proteger tanto a mi cachorrito como a mi bella luna.
—Lara... —balbuceo, aún adormilado mientras busco su calor, pero hay un vacío a mi lado que me pone alerta—. ¿Lara? —pregunto, y me incorporo de golpe.
Parpadeo con fuerza porque la vista se me pone borrosa, y luego detallo la cueva, que tiene un poco de luz debido a que los rayos del sol se cuelan por algunas aperturas en las paredes rocosas. También entra claridad a través de la salida, que no está lejos.
—¡Lara! —la llamo, esperanzado de que esté recorriendo este lugar o afuera, entrenando como cuando la encontré.
Mas no hay respuestas.
—Mi luna, ¿por qué no me respondes? —Me levanto en un santiamén, ansioso y at