Narrador desconocido
La oscuridad de esta cabaña, con olor a humedad, es invadida por la tenue luz de la pequeña lámpara sobre la mesa de madera que apenas se sostiene.
Mis ojos se pasean por la ventana abierta, que deja que el viento nocturno refresque la humilde vivienda, y se quedan encantados con la luna creciente, rodeada de tímidas estrellas cuyo brillo apenas se deja ver.
Vuelvo la atención a la lectura y me sumerjo en las palabras que me dan justo lo que requiero.
—Interesante… —murmuro mientras escudriño el significado de las letras.
Este libro es un tesoro oculto que heredé de mi familia antes de que fueran asesinados, pero cada vez que leo encuentro algo nuevo que no descifré en mis lecturas previas.
Es como si hubiera códigos ocultos que solo se desbloquean cuando mi conocimiento evoluciona.
—Entonces, una cuervera… —me relamo los labios y sigo analizando el acertijo con interés.
Con fascinación, lo leo en voz alta para confirmar que mi interpretación ha sido correcta:
—En