El amanecer se filtraba tímidamente por las cortinas del apartamento, pero Valentina no había dormido. La carpeta que había escondido bajo la cama estaba ahora extendida sobre la mesa del comedor, junto con otros documentos que había recopilado en silencio durante las últimas semanas. Había algo en el aire, un presentimiento que no podía ignorar. Y tenía razón.
En uno de los registros de transferencias que había pasado por alto, aparecía una secuencia de cuentas bancarias trianguladas entre paraísos fiscales. Al principio no parecían relevantes: movimientos menores, cifras que no llamaban la atención. Pero al cruzarlas con los nombres de las empresas pantalla vinculadas a Damián Esteban, una conexión comenzó a perfilarse.
Una de las cuentas finales pertenecía a una firma de inversiones llamada **Reyes Holdings Group**. El nombre le sonó familiar, pero no fue hasta que buscó en su propio historial de casos judiciales que lo recordó: **Sebastián Reyes**, CEO de una de las empresas más p