Gabriel / Eres una ex novia resentida exagerando.
Prefiero el cuartito de la azotea a mi cómoda habitación en la casa. Es un refugio, un lugar donde no tengo que ver a Gonzalo despachándose a la chica del día en el sillón de la sala. Ese cuartito, construido por mi padre para guardar quién sabe qué, estuvo lleno de tiliches por trece años: promocionales, suplementos de periódicos que limpiaba cada seis meses como si fueran tesoros. Ahora es mío, un espacio donde vivo sin que nadie me moleste, donde apenas cruzo caminos con Gonzalo y sus “visitas”. Me hace sentir que no compartimos la misma casa.
Estoy recargado en el coche, revisando mensajes, porque Gonzalo sigue ocupado en la sala. No tengo ganas de hacer malabares para entrar por el patio, así que espero. Finalmente, cuando el sillón parece libre, subo al cuartito y me dejo caer en la cama. Tomo el celular y sonrío como idiota al ver otra vez la foto de Luciana: sus labios, dulces, perfectos, apetecibles. Quiero escribirle algo, pero me detengo. ¡Hola! Espero que estés descansando