55. El precio del silencio
El silencio también se compra, y a veces cuesta más que la verdad.
La oferta inesperada
El día había comenzado con una calma engañosa. Valentina intentaba concentrarse en un nuevo borrador, pero cada palabra parecía ajena, como si la tinta se resistiera a fluir. El eco de la noche anterior, de la fotografía y el coche negro, todavía le erizaba la piel.
Un golpe suave en la puerta interrumpió sus pensamientos. No esperaba a nadie. Giulia estaba en la universidad, Sofía tenía guardia en el hospital, y ella no había concertado ninguna cita. Dudó antes de abrir, con el corazón latiendo fuerte.
Al otro lado había un hombre alto, impecablemente vestido con un traje gris claro, el cabello engominado hacia atrás y un perfume penetrante que llenó la oficina apenas cruzó el umbral. No llevaba la violencia en la mirada, sino la calma de alguien acostumbrado a negociar con vidas ajenas como si fueran piezas de ajedrez.
-- Signorina Rizzo -- dijo con una sonrisa educada, tendiéndole la mano. -- Es