14. Sombras bajo la piel
Hay encuentros que parecen escritos por el azar, cuando en realidad están diseñados por la oscuridad.
La campanilla de la librería tintineó apenas cuando Martina empujó la puerta de cristal. Era un refugio silencioso, perfumado de papel y polvo antiguo. Las estanterías altas la hacían sentir diminuta, como si cada libro guardara un secreto dispuesto a tragársela.
Buscaba un manual de psicología clínica para un trabajo de la universidad, pero la verdad es que también estaba huyendo del caos de casa. El silencio de la librería le resultaba más sanador que cualquier terapia.
Se estiró en puntas de pie para alcanzar un ejemplar en un estante alto, pero sus dedos apenas rozaban la tapa dura. Entonces, una voz cálida interrumpió su esfuerzo:
-- ¿Quieres que te ayude? --
Martina giró de inmediato. Adriano estaba allí, vestido con una chaqueta de lana gris, una bufanda desordenada y esa sonrisa ligera que parecía diseñada para tranquilizar a cualquiera.
-- Vaya, parece que siempre coincidimos