Capitulo 47. La Paradoja Del Prisionero
Silvio Romano. El nombre era un veneno, una sola gota en el torrente sanguíneo de la ya tóxica alianza de Isabela con Alessandro. Se quedó mirando la pantalla, el nombre del hombre de confianza del padre de Alessandro brillando en la oscuridad, un fantasma que conectaba la traición de su prima con el corazón del imperio Lombardi.
Isabela se encontró en una encrucijada imposible, una verdadera paradoja del prisionero.
Opción uno: confesar. Ir a Alessandro, mostrarle el mensaje de Luciano, revelarle la conexión de Romano con Giuliana. Sería el movimiento "correcto", el de una verdadera socia. Pero al hacerlo, se expondría por completo. Admitiría su mentira sobre el almacén. Admitiría su canal de comunicación secreto. Le entregaría su única ventaja estratégica, su única línea de vida independiente. Se convertiría, de nuevo, en una simple prisionera dependiente de la misericordia de su carcelero. Y él, en su furia por la traición, podría no escuchar la advertencia.
Opción dos: el silencio