Capitulo 43. El pacto de los Depredadores
El silencio que siguió a la doble revelación fue pesado, denso, el aire de una habitación de la que se ha succionado todo el oxígeno. Por un lado, una traición familiar, un golpe de estado corporativo diseñado para arrancarle el corazón de su imperio. Por otro, una pista cruda y visceral que conducía directamente a la violencia brutal que había marcado el rostro de Abril Ferrer. Estaban asediados, atrapados entre los buitres de las salas de juntas y los lobos de la calle. El búnker, diseñado para ser su fortaleza inexpugnable, de repente se sentía como una trampa, un sarcófago de hormigón.
No hubo tiempo para el shock. No hubo tiempo para la recriminación o el análisis de sus fracasos. En los ojos de Alessandro, la furia por la traición de Ricardo y la impotencia ante el ataque a Abril se fusionaron y se transformaron en algo mucho más peligroso: una claridad glacial, la de un depredador acorralado que, en lugar de retroceder, elige atacar en dos direcciones a la vez. El caos no lo pa