Capitulo 31. El Primer Movimiento de la Reina
El aire en el búnker había cambiado. Ya no era simplemente tenso; estaba cargado con el peso de un secreto unilateral. Isabela se movía a través de él con una nueva economía de movimiento, una calma que era más desconcertante para Alessandro que cualquier grito o acto de rebelión. La presa que había pasado semanas temblando y luchando en su jaula ahora lo miraba a los ojos con la serenidad de quien ya ha visto el final del juego y no le teme.
Alessandro, un maestro en leer a las personas, se encontró completamente a ciegas. Sentía el cambio en ella como se siente una caída en la presión barométrica antes de una tormenta. Era una quietud antinatural, la calma en el ojo de un huracán que él no sabía que se avecinaba. Su paranoia, un instinto afinado por una vida de traiciones, comenzó a vibrar en voz baja.
La prueba de fuego llegó esa misma mañana.
—Tenemos una videoconferencia encriptada en cinco minutos —anunció él, entrando en la sala de control donde ella ya estaba sentada frente a