—No es lo que piensas. —Se le llenan los ojos de lágrimas y no puede evitar llorar frente a su padre. —Te juro papá que le he pedido que se vaya. Si Callum se entera, puede ocurrir una tragedia, pero no me escucha. Está obsesionado con que me vaya con él.
—Hay mi niña… —Se acerca el hombre que la abraza y empieza a consolarla. —¡Shhh!… ¡Shhh!… ya, tranquila. Desde un principio, supe que ese hombre no era bueno para ti. Yo te ayudaré a deshacerte de él, para mí lo más importante es que estés tranquila, pero estamos de acuerdo en que no puedo hacerlo sin nada a cambio.
—¿Eh? —Se aparta y lo mira confundida.
—Es obvio que Callum te quiere, me doy cuenta por cómo te mira. Solo necesito que le pidas, no sé, un millón de dólares, de seguro no se negará a dártelos.
—¿Estás loco? ¿Ahora quieres un millón?
—¿Por qué? Soy su suegro.
—Eso no te da ningún derecho a pedirle dinero como si fuera un banco.
—Eres una egoísta. Hasta hace un momento no dejaste que yo se lo pidiera