A oscuras en su habitación, Felipe se da cuenta de lo solo que está. Cómo cambió su vida, y no precisamente para bien. Se perdió, así mismo, por el amor de una mujer que hace mucho dejó de quererlo. Quiere desahogarse, pero peleó con su familia, y no tiene amigos. La única persona que está igual que él, y lo entiende, es Kristen. La llama, pero se va a buzón. Le escribe, pero no obtiene una respuesta. Finalmente, Kristen, que está al otro lado del mundo, observa que le llegan un par de mensajes, pero ni siquiera se digna abrir el chat. Bloquea su teléfono y sigue tomando su copa de vino frente a la torre Eiffel.
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Al llegar a la mansión O’Sullivan, Lana se reencuentra con su familia, y es recibida de manera muy efusiva. Parece cansada, así que se da un baño con ayuda de la señora Shallow y Rebecca, que no quieren dejarla ni a sol, ni a sombra, y la tratan como una taza de té. Durante el resto del día, Callum la evita. Sabe que deben hablar, pero tiene miedo de que ella decida n