El relicario descansaba sobre la palma de Clara como un secreto materializado. La luz de la tarde que se filtraba por la ventana arrancaba destellos dorados de su superficie, revelando un intrincado grabado que ella reconoció al instante. Su corazón se detuvo por un segundo mientras sus dedos trazaban las iniciales entrelazadas: E.D.
Evelyn D'Armont.
Clara cerró los ojos, transportada a un tiempo que parecía pertenecer a otra vida. Recordó el día en que su madre le había mostrado aquel relicario, un regalo de su abuela antes de partir a Francia. "Para que lleves contigo lo más preciado", le había dicho, colocando dentro un pequeño mechón de cabello de su padre.
¿Cómo había llegado este objeto a la mansión Delacroix? ¿Y por qué estaba escondido entre las pertenencias de Adrian?
Lo había encontrado por casualidad mientras ordenaba la biblioteca. El pequeño objeto dorado había caído de un libro que Adrian había estado leyendo la noche anterior. Clara lo había recogido con la intención de