El relicario descansaba sobre la palma de Clara como un secreto materializado. La luz de la tarde que se filtraba por la ventana arrancaba destellos dorados de su superficie, revelando un intrincado grabado que ella reconoció al instante. Su corazón se detuvo por un segundo mientras sus dedos trazaban las iniciales entrelazadas: E.D.
Edward Devereux.
Clara cerró los ojos, transportada a un tiempo que parecía pertenecer a otra vida. Recordó el día en que Edward le había mostrado aquel relicario, un regalo de su madre antes de partir a la guerra. "Para que lleve conmigo lo más preciado", le había dicho él, colocando dentro un pequeño mechón de cabello que ella le había entregado.
¿Cómo había llegado este objeto a la mansión Delacroix? ¿Y por qué estaba escondido entre las pertenencias de Adrian?
Lo había encontrado por