Era una tarde soleada cuando el coche de los padres de Bianca se detuvo frente a la nueva casa en las colinas. Bianca, con Matteo en brazos, salió a recibirlos. Aunque las relaciones con sus padres habían mejorado desde la reconciliación, esta era la primera vez que visitaban el hogar que ella y Luca habían construido juntos.
—¡Mamá! ¡Papá! —dijo Bianca con una sonrisa nerviosa mientras ellos bajaban del coche.
—Es hermosa la casa, Bianca —comentó su madre, admirando el entorno.
Su padre, sin embargo, parecía más reservado. Aunque había dado su bendición tiempo atrás, aún guardaba cierta cautela hacia Luca.