La decisión de viajar a Italia surgió una tarde tranquila en la casa familiar. Bianca había estado revisando viejas fotos de su infancia en Roma, mientras Aurora y Matteo hacían preguntas sobre los lugares y personas en las imágenes. Luca, que escuchaba desde el sofá, sintió que era el momento adecuado para mostrarles a sus hijos de dónde venían y, al mismo tiempo, enfrentar juntos los fantasmas que aún rondaban su historia.
El vuelo a Italia estuvo lleno de emoción. Aurora no dejaba de preguntar cómo sería Roma, mientras Matteo, siempre más reflexivo, observaba el paisaje por la ventana del avión. Bianca miraba a Luca, quien, aunque parecía tranquilo, tenía una expresión pensativa. Sabía que este viaje significaba mucho más para él de lo que estaba dispuesto a admitir.
Cuando llegaron a Roma, el bullicio de la ciudad