El centro comunitario, que comenzó como una iniciativa humilde en el corazón del pueblo, se había convertido en el motor de cambio para muchas vidas. Lo que inicialmente era un espacio para el arte y la educación ahora incluía talleres de capacitación laboral, programas de mentoría y eventos culturales que atraían a personas de toda la región. Su impacto había superado todas las expectativas, convirtiéndose en un faro de esperanza.
Una mañana luminosa, Luca y Bianca caminaban hacia el centro, observando cómo jóvenes, niños y adultos se reunían en la entrada. Los dos siempre preferían mantener un perfil bajo, integrándose como una parte más de la comunidad en lugar de sus líderes. Aún así, su presencia era inconfundible; los vecin