La ciudad de Florencia, con sus calles empedradas y su historia artística, era el lugar perfecto para el gran debut de Aurora. La galería, ubicada en el corazón de la ciudad, estaba llena de luces cálidas y murmuraciones emocionadas mientras las personas entraban para presenciar la exposición de una joven artista que ya comenzaba a destacar en el panorama internacional. La exposición llevaba un título simple pero poderoso: "Transformaciones".
Aurora, con 25 años, irradiaba confianza, aunque en el fondo sentía los nervios propios de la ocasión. Vestida con un elegante traje negro y detalles dorados, caminaba entre sus obras mientras los asistentes admiraban las piezas. Cada pintura era una ventana al pasado de su familia, llena de simbolismos y emociones que narraban una historia de lucha, redenci&o