Milenne había estado estresada, de repente de no tener nada, había empezado a tener personas que lo ayudaban hasta a colocarse la ropa. Viviendo en una gran casa que había Sido suyo y de sus difuntos padres.
La señora Carla había puesto al mayordomo de la familia Daurella a su disposición quien sería el encargado de sus enseñanzas.
El eco de los pasos resonaba en el amplio salón de mármol mientras Milenne caminaba junto al mayordomo principal, quien se encargaba de su formación. Desde temprano, había estado recibiendo instrucciones sobre el porte y las costumbres de la alta sociedad: cómo saludar con la inclinación justa de cabeza sin parecer sumisa, cómo sostener una copa de vino sin que el cristal se empañara, e incluso el modo correcto de sentarse para transmitir elegancia.
Milenne lo seguía con paso firme, aunque por dentro aún se sentía fuera de lugar. Había vivido tan tiempo en otro tipo de vida y ahora que tiene que aprender muchas cosas nuevas sentia que vivía una vida