15. Cuidaré de tus sueños
Livia cumplió su promesa. No se movió del hospital, ni dejó la habitación de Garrett un solo segundo. Ni siquiera cuando el médico vino a revisarlo. Pidió la cena y lo ayudó a comer. Lo estaba tratando como a un niño, pero Garrett no se quejó ni una sola vez.
Garrett era consciente de que no debía hacerlo, pero no disfrutar de las atenciones de Livia, era un pecado que no pensaba cometer. Ya tenía suficientes sobre sus hombros para esta y la otra vida, por lo que, cerró las puertas a esos pensamientos innecesarios.
—El doctor dijo que podía irme mañana —dijo Garrett mientras Livia le leía un libro. Él ni siquiera tenía idea de dónde lo había sacado, pero tampoco le importaba. Había estado encantado viéndola, escuchando el suave sonido de su voz.
¿Por qué tenía que ser tan perfecta? Livia era una tentación que él no necesitaba, pero que ansiaba con todo su ser.
Deseaba tomar el mechón rubio que caía sobre su rostro, colocarlo detrás de su oreja y acariciar su m