Mundo ficciónIniciar sesiónCaroline desayunaba en el jardín interior, rodeada de un silencio extraño. La mesa estaba dispuesta solo para ella: frutas frescas, pan caliente, té. El mayordomo esperaba a un lado, respetuoso, pendiente de cualquier indicación. Caroline apenas probó un bocado. Su mente estaba en otro lado.
- “Necesito…”, dijo Caroline de pronto, rompiendo el silencio, “necesito ir a una clínica”. El mayordomo inclinó la cabeza. - “¿Desea que preparemos al médico de la casa?”, preguntó el mayordomo. Caroline negó con suavidad. - “Quiero ir yo. A un lugar fuera de aquí. Es algo personal”, respondió Caroline. El hombre no hizo preguntas, solo asintió. - “Lo organizaré de inmediato”, dijo el mayordomo. A Caroline aún le resultaba difícil imaginar que su sola palabra fuera una orden, sin la aprobación de nadie más.






