Eva
El silencio de la noche se había convertido en mi único aliado. Llevaba días observando los patrones de la mansión, las ruturas en la vigilancia, los momentos en que Damián parecía distraído con sus asuntos. Esta noche, con Lilith causando estragos en el ala este con alguna de sus rabietas sobrenaturales, era mi oportunidad.
Mi corazón latía con tanta fuerza que temía que su sonido me delatara. Respiré hondo, intentando calmarme. Las manos me temblaban mientras recogía la pequeña bolsa que había preparado con lo esencial: algo de comida robada de la cocina, una botella de agua y el colgante que mi madre me había regalado antes de morir. No necesitaba más. La libertad era lo único que anhelaba.
—Solo tengo que llegar al bosque —susurré para darme valor mientras me asomaba al pasillo desierto.
Los gritos de Lilith resonaban a lo lejos, mezclados con el sonido de cristales rompiéndose. Perfecto. Todos estarían ocupados intentando controlarla. Sabía que ella no era mi amiga, pero indi