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Capítulo 3:Perdida De La Inocencia

ACTUALLDAD

En medio de la tormenta, el sonido de pasos apresurados llegó a mis oídos. Antes de poder reaccionar, unas manos firmes me levantaron del suelo con cuidado. Mi visión era borrosa, apenas lograba distinguir formas y sombras.

—Seegen, ¿me escuchas? Por favor, necesito que reacciones.

Su rostro era difuso, pero su voz, cargada de urgencia, me mantenía consciente. Movió mi cuerpo de un lado a otro, intentando sacarme del trance. Entonces, de golpe, el recuerdo de lo sucedido invadió mi mente con brutal claridad.

—¡Mi niña está en peligro! ¡Tengo que ir con ella! —Intenté apartar sus manos, desesperada—. ¡Déjame ir, por favor!

—¡Seegen, por favor, cálmate! —Su mirada reflejaba angustia—. Explícame qué está pasando. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué ocurrió?

La puerta del hospital se abrió de golpe y, sin previo aviso, un médico se acercó con una jeringa en la mano. Miró a Kiran y, sin dirigirme siquiera una palabra, me inyectó un líquido que comenzó a recorrerme el cuerpo con una sensación adormecedora.

Mi mente se llenó de imágenes de mi hija... Su sonrisa, su voz, el último momento en que me habló antes de desaparecer.

Cuando abrí los ojos de nuevo, una luz blanca y cegadora se filtró en mi visión. Giré el rostro hacia un lado y ahí estaba Kiran, sentado junto a mí, con el semblante abatido.

—¿Dónde está mi hija? —Mi corazón latía con fuerza. Su silencio me lo dijo todo.

—Dime que esto no es real... que es un mal sueño.

Kiran me miró con los ojos enrojecidos, reflejando el peso de su dolor. Tomó mi mano con fuerza y exhaló con dificultad.

—Lo siento mucho, Seegen. Es verdad.

Las lágrimas brotaron sin control. Sentí que algo dentro de mí se rompía irreparablemente.

Miles de pensamientos se agolparon en mi mente: su voz, el aroma de su cabello, su risa. Tragué saliva, tratando de encontrar fuerzas para hablar.

—¿Cómo sucedió? —Me limpié el rostro, mirando a Kiran con determinación—. Dime la verdad.

Él apartó la mirada por un instante antes de responder.

—La encontraron en una zona boscosa, cerca de la carretera. Querían avisarte, pero... en algún momento desapareciste y no pudieron comunicarse contigo.

Me llevé las manos al cabello, intentando procesar lo que estaba escuchando.

—Llévame con ella.

—Seegen... lo siento. No nos dejarán entrar.

Tomé aire profundamente y me puse de pie, firme.

—Claro que me dejarán.

Salimos de la habitación y fuimos directamente a la oficina del doctor que había recibido el cuerpo de mi hija. Sin siquiera tocar la puerta, entramos.

El hombre nos miró con sorpresa.

—¿Puedo ayudarles en algo?

—Quiero ver a mi hija.

—¿Usted es la madre de la occisa que trajeron hoy?

—Su nombre es Victoria —dije con firmeza—. Y creo que eso ya lo sabe.

El doctor dudó antes de responder.

—Lamento decirle que no puede verla.

—¿Ya realizaron una autopsia?

—Sí.

El médico, un hombre mayor, mostraba nerviosismo evidente.

—Entonces no entiendo por qué no puedo verla.

—Lo siento, señora. Son protocolos del hospital.

Se puso de pie, acercándose a la puerta.

—Les pediré que se retiren, por favor.

Inspiré con calma y cerré la puerta con cuidado.

—Creo que no fui clara ¿Verdad?. Dije que quiero ver a mi hija.

El doctor tragó saliva.

—Me gustaría ayudarla, pero... no me está permitido.

Me acerqué con cautela al doctor y saque de mi manga un cuchillo que puse justo en su cuello.

—Usted va a llevarme a donde está mi hija o le juro que le clavaré esto hasta el fondo de su asquerosa garganta ¿Me oye?

Nos llevó hasta la morgue, un lugar frío donde la presencia de la muerte se sentía en el aire. Abrió lentamente un refrigerador mortuorio, revelando el cuerpo cubierto por una sábana. De inmediato reconocí su cabello oscuro y brillante.

—Salgan.

Apoyé una mano sobre su cabello.

—¡Váyanse!

El médico salió apresurado, pero Kiran permaneció junto a mí.

—¿No escuchaste lo que dije? —Lo miré—. Quiero que salgas.

—Lo siento, Seegen, pero no me iré.

—Esto es algo que debo hacer sola.

Mi voz se quebró.

—Por favor, vete.

Me observó en silencio, luego sonrió con tristeza y besó mi frente.

Salió de la sala, dejándome completamente sola con ella.

Aspiré profundamente, intentando controlar mis emociones. Con manos temblorosas, retiré la sábana, dejando al descubierto su rostro pálido.

MÉXICO 1987

Los gritos de aquel hombre resonaban por mi cabeza ,el olor de la pólvora inundaba mi nariz ,las manos me temblaban y sentía que vomitaria en cualquier momento.

—¡¿Pero que demonios estás haciendo ?!

Un hombre alto y fornido me arrebato el arma de las manos ,Aleph se dirigió a mi molestó tomándome del brazo y llevándome a otro rincón del frío cuarto.

—¿Que estás haciendo aquí Seegen?—Se inclinó hacia mi y molesto me hablo—Sabes que está prohibido bajar

—Lo siento ,escuché voces y no pude evitarlo

—Sabes muy bien que no debes estar aquí ,¿Por qué le disparaste?

— ¿Por qué se debe hacer no?

—¿De que estás hablando?

—Escuche todo lo que pasó ,se que no quiere hablar—Sus ojos me mostraron enojo aún así no pare de hablar—Yo se que hacer para que te diga todo

Me tomó del brazo apretándome muy fuerte y me jalo hasta la salida.

—No ,Por favor Aleph escúchame ,yo puedo hablar con el

—¡Tu no vas hacer nada ¿Acaso ves a mis hijos aquí?!

—Yo no soy como sus hijos ,yo soy mejor y puedo hacer las cosas

—¡Ya basta Seegen , sal de aquí ahora!

Me dejó parada en la puerta ,más no me fui , me quedé escondida detrás de un mueble ,mirando todo lo que el le hacía a aquel hombre.

ACTUALIDAD

Su piel ya no tenía el brillo de antes. Estaba fría. En su cuello, marcas evidentes de sufrimiento. Pasé mi mano por su rostro con ternura.

—¿Qué te han hecho, mi niña?

Las lágrimas volvieron a brotar sin control.

—¿Por qué te fuiste?.Si yo  te amaba tanto...

Tomé su mano con delicadeza, sintiendo la fragilidad de sus dedos. Sus brazos estaban cubiertos de moretones.

—No te preocupes, amor mío. Sé que algún día te volveré a ver.

Besé su frente con dulzura.

—Ahí donde estás ya no hay más dolor. Te lo prometo.

A lo lejos, escuché el rechinar de la puerta. Era Kiran.

—La policía está aquí.

Me limpié el rostro y lo miré con calma.

—¿Qué quieren?

—Lo ocurrido con tu hija está siendo tratado como un crimen.

Suspiré. Cubrí su rostro con la sábana y cerré el refrigerador.

—¿Quién necesita ayuda de ellos? .No sirven para nada

Kiran me observó con seriedad.

—¿Quieres que llame a Marco?

Negué con la cabeza.

—Aún no. Llévame con ellos primero.

Salimos de la morgue y cruzamos el pasillo hacia la salida. Una patrulla nos esperaba afuera. De ella descendió un joven oficial, que nos miró con evidente temor.

—¿Usted es Seegen Haro?

Sonreí levemente.

—¿Tú qué crees?

El oficial abrió la puerta del auto.

—Necesitamos que venga. El jefe del departamento quiere hablar con usted.

Me acerqué con tranquilidad y cerré la puerta del coche antes de subir.

—No viajo en patrullas —murmuré—. Tengo mi propio auto. Sé a dónde ir.

Nos dirigimos hacia nuestro vehículo y le pregunté a Kiran:

—¿Puedes manejar?

Mientras avanzábamos baje el vidrio de la ventana ,dejando qje el aire frío golpeara mi cara ,no tenía idea de lo que iba hacer ,pero evidentemente no sería quedarme con los brazos cruzados

MÉXICO 1987

Aleph y sus hombres salieron de la habitación dejando al tipo casi desnudo ,cubierto de sangre y amarrado con cadenas de las manos colgando del techo .

Sali de mi escondite y con sigilo me acerqué a el,su respiración era agitada y no dejaba de escupir sangre.De pronto levantó la cara ,asustado al parecer por mi presencia.

—No sabía que Aleph tenía una hija

—Yo no soy su hija

—¿Entonces no te importara sacarme de aquí?

Con su mirada me señaló la mesa,cuando me acerqué a ella tenia varios utensilios de tortura,y un cuchillo pequeño delgado que sabía le ayudaría a abrir las esposas .

—¿Por qué razón haría eso?

—Acabas de decirme que no eres su hija. ¿No es así?Así que no te costará nada ayudarme

Me acerqué a el y lo mire a los ojos.

—Escuche lo que hiciste, traicionaste a tu propio jefe—Me incliné hacia el—¿Acaso no sabes que no debes morder la mano que te da de comer?

Su expresión cambio.

—No tienes idea de como es la vida

—¿Quien te ayudo?

Me sonrió irónicamente.

—¿Acaso me estás interrogando?—Se echó a reir—¿Que no has visto ya cuánto he aguantado?.Eres solo una niña

—Te disparé,eso no lo hacen las niñas,¿De verdad quieres hacer las cosas así?—Su rostro mostraba enojo y un poco de preocupación —He escuchado que lo mas valioso para un hombre puede ser su pene—Me dirigí a la mesa y tome un cuchillo—¿Te imaginas que Aleph te perdonara la vida y que ya no puedas usarlo nunca más?

Le quite el cinturón del pantalón y lo baje con todo y su ropa interior.

—¿Que crees que estás haciendo?

—Si no me dices ahora mismo quien te ayudo voy a cortarlo y lo meteré en tu asquerosa boca¿Entiendes?

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